De pinchos solidarios contra el cáncer

Leyendo el Pamplonews desde la distancia descubro la inminente puesta en marcha de la magnífica iniciativa del pincho solidario contra el cáncer.

Entre los locales que participan están: La Granja, Cafetería Elizalde, Los Burgos de Iruña, Caravinagre, Baserriberri, Casa Paco, Bearán Bar & Rooms, Bar Ulzama, Bar Txoko, Bar Kiosko, La Antigua Farmacia, Akari Gastroteka y Café Iruña en Pamplona; Bar Piscinas en Beriain; Restaurante El Crucero en Corella; y Bar Kirol en Ayegui.

Vuelvo a añorar Pamplona y su excelsa gastronomía fugaz, aunque me consuela pensar que hace unas semanas pude disfrutar en vivo y en directo de los encantos culinarios de la capital navarra, en el marco de la 24 Semana del Pincho de Navarra.

Todo a la vez en todas partes al mismo tiempo. Uno hubiese querido disponer de la tecnología que permite saltar de universos a su antojo al voluntarioso Waymond Wang para acometer la hercúlea tarea de probar todos los pinchos a concurso.

Algunos de los que pude probar incluyeron el del Akari Gastroteka, ganador de la pasada edición, que con el trato exquisito y la pasión con los que ya alcanzaran las más altas cotas del sibaritismo, presentaron su Txerri Bitxia, una superestructura semejante al anillo de un masón de grado 33, rematada por un pincho excelso, con una curiosa historia detrás. Emulando al mismísmo John Hammond de Parque Jurásico, se han embarcado en la tarea de contribuir a recuperar nuestro ilustre cerdo euskal txerri y evitar así su extinción, creando un pincho con un sabor legendario, que hubiese hecho las delicias del paladar de nuestros ancestros del Pleistoceno.

Por su parte, la Huerta de Chicha propuso Meraki, un cilindro enigmático, homenaje a los abuelos helenos de su creadora, Verónica Montespier, a base de un guiso limeño recubierto de remolacha y puca picante. Un sólo bocado de este suculento pincho hubiese hecho llorar de emoción al mismísmo Vargas Llosa.

Lituma en Pampona. A unos pocos pasos, el Bar Yoldi, atestado de las maravillosas abuelas de la nada que apuraban sus cafés torrefactos con suma delectación, nos invitaba a seguir viajando por los sabores de la tierra de los incas con su pintxo La Limeña del Yoldi. Un ceviche digno de Viracocha para alcanzar las cimas del Machu Picchu a través del imperio de los sentidos.

Montse y Bernardo, los artífices de la Barra del Goloso, con su Rock & Beef te llevan directamente al delta del Misisipi, a los sonidos de Willie Dixon y Bo Diddley, con su envoltorio de papel del periódico de ayer, ocultando un pan brioche sublime, digno de una panadería de Montmartre, cobijando carne de res asada bañada por salsa tártara y encurtidos mesopotámicos.

El Guk Gastroteka, estratégicamente situado en un cruce de caminos, cerca del estadio del Sadar, propuso Roskiss, un maravilloso homenaje a Homer Simpson, que hubiese sido feliz conjugando el sabor dulce de la rosquilla con la grasa sublime de la carne mechada.

Sin duda, el pincho solidario contra el cáncer es una grandísima iniciativa, una oportunidad incomparable para poner en liza lo mejor de nuestra gastronomía, una fiesta del paladar, un espacio inmaterial donde los magos de los fogones pueden sorprender nuestras papilas gustativas de maneras que jamás hubiésemos soñado. Poder viajar a través del tiempo y el espacio en un bocado único, imperecedero. Obras de arte en miniatura, absolutas performances de la restauración. 

Y lo mejor de todo, contribuyendo a una noble causa, la lucha contra el cáncer. Un agradecimiento profundo y nuestra más calurosa enhorabuena a todos los establecimientos que participan en la iniciativa, y en especial a los de nuestra querida ciudad: La Granja, Cafetería Elizalde, Los Burgos de Iruña, Caravinagre, Baserriberri, Casa Paco, Bearán Bar & Rooms, Bar Ulzama, Bar Txoko, Bar Kiosko, La Antigua Farmacia, Akari Gastroteka y Café Iruña.