Natalia Huarte, la actriz navarra que ha conquistado escenarios y pantallas nacionales

Natalia Huarte

Natalia Huarte. Cortesía: Natalia Huarte

Nuestra “Pamplonauta” de la semana es una estrella que brilló primero en las aulas del Navarro Villoslada antes de lanzarse a por los escenarios de toda España. Natalia Huarte, nacida en Pamplona en 1989, pasó de interpretar a Mirandolina en “La posadera” bajo la batuta de Ignacio Aranguren, a ganar el Premio Max 2024 a Mejor Actriz por su impactante monólogo “Psicosis 4.48”. Esta pamplonesa, que desde pequeña ya anunciaba por casa “Cuando viva en Madrid…”, se formó en la RESAD y en Nueva York, ha trabajado con los mejores directores como Alfredo Sanzol y Josep Maria Flotats, y actualmente la podéis ver en “Natacha” en el Teatro Español, además de trabajar en series como “Legado” (Netflix), “Ena” (TVE) y “Querer” (Movistar+). Una auténtica pamplonauta que ha conquistado el teatro, el cine y la televisión sin olvidar sus raíces navarras.


1. ¿Cuál es el plato, pintxo o producto de Pamplona que más extrañas y que primero comes cada vez que vuelves?

El frito de huevo del Río, sin duda. Siempre que voy a Pamplona intento ir a dar un paseo por lo Viejo y comerlo y lo recomiendo a todos los que van de visita.

Pero siempre que puedo le pido a mi padre unos huevos con txistorra para que los tenga preparados cuando llego de Madrid.

2. ¿Cuál es tu rincón o “cosica” de Pamplona que más te gusta y por qué?

Me gusta mucho el Rincón de caballo Blanco, tengo recuerdos muy bonitos de más pequeña. Creo que es un lugar único en Pamplona, de pronto el bullicio del centro se calma, y es un regalo mirar el atardecer y poder ver el monte desde la muralla.

Me gusta mucho ir a pasear con mi perra por todo el recorrido del Arga, muchas veces en Madrid (aunque vivo cerca del parque de Madrid Río) echo de menos sentir el contacto con la naturaleza de una forma tan cercana como en Pamplona.

3. ¿Qué le dices a alguien que no conoce Pamplona para convencerle de que visite la ciudad?

Sobre todo les hablo de la gente, del ambiente que hay en las calles. Creo que Pamplona tiene una arquitectura preciosa que los pamplonicas sabemos aprovechar muy bien. El poteo, los pintxos, las calles de lo Viejo llenas…Me gusta hablarles de gastronomía y de la energía tan bonita que desprende la ciudad.

Muchos de mis amigos y compañeros en Madrid han venido a mi casa en verano, para San Fermín o para poder pasar unos días y siempre se vuelven enamorados de la ciudad y de la provincia.

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