Ciencia y curiosidades de los encierros de San Fermín
El encierro se trata de una carrera de personas delante de toros bravos por las calles del Casco Antiguo de Pamplona hasta llegar a la plaza de toros y que se celebra cada año del 7 al 14 de julio.
Cada encierro está compuesto por seis toros bravos (que serán lidiados por la tarde en la Plaza de Toros) y seis mansos o cabestros. Los toros bravos suelen pesar entre 500 y 650 kg, son animales criados específicamente para correr el encierro y la lidia, con gran musculatura, reflejos y temperamento impredecible.
Los mansos son bueyes grandes, tranquilos que no embisten. Su función es guiar a los toros bravos y mantener cohesionado el grupo, reduciendo riesgo de que los toros se dispersen o se queden rezagados. Llevan cencerros para que los corredores los reconozcan por el sonido. También se añaden dos cabestros más al final, que son bueyes mansos entrenados para recoger posibles toros rezagados.
Los toros bravos pueden alcanzar una velocidad de entre 20-25 km/h en tramos cortos. Los mansos corren un poco más rápido. En cambio, un ser humano promedio alcanza unos 15–20 km/h en sprint, por lo que correr delante del toro no significa huir más rápido, sino apartarse en el momento preciso. La duración media de un encierro es de 2 a 3 minutos y medio. El encierro más rápido de la historia lo ostenta el toro llamado “Huraño” que el 11 de julio de 1997 hizo el recorrido en 1 min y 45 seg. En casos excepcionales (cuando un toro se queda rezagado), puede superar los 8 min.
En los encierros, suelen correr también unos 10 pastores, distribuidos a lo largo del recorrido. Sus funciones son guiar y proteger la manada, evitar que un toro se quede rezagado o se separe del grupo, lo que puede generar situaciones peligrosas. Intervienen si un toro embiste a un corredor, tratando de distraer al animal. Solo usan un palo largo (llamado “vara”) que sirve para marcar distancia o desviar la atención del toro. No corren delante de los toros, sino que corren a los lados o detrás, siempre atentos y preparados para intervenir cuando sea necesario.
El encierro tiene un trayecto de 848,6 metros, desde los corrales de Santo Domingo hasta la plaza de toros. El vallado se comienza a montar a principios de junio y tiene más de 2.000 tablones y 300 postes.
Desde el año 2006 se aplica sobre el pavimento adoquinado en las zonas más críticas del recorrido un tratamiento antideslizante consistente en una solución química para mejorar la seguridad. Se trata de una solución polimérica que reacciona con la parte silícea del pavimento, liberando unos microporos. Se genera así un efecto similar a una “ventosa”, aumentando la fricción. Incluso en condiciones de humedad, las pezuñas de los toros y las suelas de los corredores reciben un mejor agarre, reduciendo riesgos de caídas y dispersión de la manada. El antideslizante se aplica de forma manual en una superficie de 1.875 metros cuadrados, a razón de 0,8 litros por metro cuadrado.
La historia de los encierros
Los historiadores datan los primeros encierros en el siglo XVI. La manada se dirigía a caballo desde los corrales del Baluarte de la Rochapea (al pie de la cuesta de Santo Domingo) hasta la antigua plaza de toros, situada en la actual Plaza del Castillo. En esa época el encierro se conocía como “entrada” y comenzaba cuando el reloj de la iglesia de San Cernin marcaba las 6 de la mañana. En el siglo XVIII se unieron a los jinetes gente del pueblo, principalmente carniceros.
En el siglo XIX, a pesar de la utilización de los nuevos medios de transporte para llevar a los toros en otras localidades, en Pamplona se siguió haciendo a pie. En esa época se estableció el cohete anunciador del encierro para evitar situaciones de peligro. Es cuando se populariza el correr delante de los toros y se empieza a usar el termino de “encierro”. Los pamploneses desobedecían a las autoridades para saltar frente a los toros. El primer encierro oficial autorizado por el Ayuntamiento, tal como se conoce hoy en día, tuvo lugar en 1868. Desde 1922 el encierro sigue el recorrido actual.
El encierro siempre se ha corrido según el horario solar, en la antigüedad comenzaba a las 6:00 de la mañana. Entre 1918 y 1923 se movió a las 5:00 por un cambio de hora legal. En 1924 se empezó a correr a las 7:00 y, finalmente, en 1974 se cambió a las 8:00, hora en la que se corre actualmente.
Antes de correr el encierro, los participantes piden ayuda a San Fermín mediante unos cánticos que se entonan tres veces a las 07:55, 07:57 y 07:59. Esta tradición de cantar a San Fermín en la hornacina de Santo Domingo nació en 1962. El “A san Fermín pedimos…” es el estribillo del himno de la peña La Única.
“Correr el encierro” no es simplemente correr delante del toro, sino que hay que saber en qué momento y en qué lugar situarse, tener la sangre fría para no caer en el pánico, saber abandonar la carrera a tiempo, agarrarse a las vallas o apartarse antes de ser arrollado, no se trata de competir, sino de respetar al toro y a la tradición. El primer encierro retransmitido en directo se emitió por TVE en 1982. Se calcula que cada día puede haber unos 2.000 corredores, aunque en determinados días se pueden superar los 4.000.
Desde que se tienen registros (1910) ha habido 16 muertes en el encierro. Dos de las víctimas eran de origen extranjero: un mexicano que falleció en 1935 y un estadounidense que perdió la vida en 1995.
El encierro tiene un hermano menor, el encierrillo. Es el traslado de los toros a las 10:00 de la noche, desde los corralillos del gas hasta el corral de Santo Domingo.
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