En “El Lago” Víctor Jiménez revisa este paradigma del ballet ruso con su enseña de la constante investigación y experimentación de ritmos, movimientos y arquitecturas de luz, y esa cautivadora sensibilidad que hace único el lenguaje transgresor de LaMov. Lejos del hilo narrativo del clásico abocado a la tragedia de un amor imposible, en este lago imaginado se abunda en la superficie y en las capas más profundas que portamos las personas, en la dualidad de la apariencia y del yo auténtico, en la sociedad como un supuesto remanso de cisnes blancos en el que el cisne negro se rebela desnudándose de apariencias para llegar a la verdad y a la libertad. Un espectáculo, nuevamente, de gran originalidad y superación física, plástica e interpretativa del cuerpo de bailarines/as.
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