La ciencia detrás de los fuegos artificiales de San Fermín

Fuegos artificiales del 10 de julio de 2025 en Pamplona

Fuegos artificiales del 10 de julio de 2025 en Pamplona Crédito: Amaia Ibáñez

Los fuegos artificiales, uno de los eventos más populares de los Sanfermines, son una combinación de química, física e ingeniería para producir efectos visuales y sonoros espectaculares.

Constan de los siguientes componentes:

  • Combustible (mezcla de carbón, azufre o aluminio, que arde para generar calor y energía)
  • Agente oxidante (nitrato de potasio, perclorato de potasio o clorato de sodio, libera oxígeno para que el combustible pueda arder)
  • Sales metálicas (responsables del color)
  • Aglutinante (resina o almidón, que une los componentes en pequeñas bolitas)
  • Estabilizadores y retardantes (controlan la velocidad de combustión o la duración del efecto)

Los colores que vemos provienen de la emisión de luz por los átomos. Cuando un átomo se calienta, sus electrones absorben energía y “saltan” a niveles superiores. Al volver a su estado original, liberan esa energía en forma de fotones de una longitud de onda específica (color). Cada compuesto químico es responsable de un color.

  • Rojo: Estroncio o litio
  • Verde: Bario
  • Azul: Cobre
  • Blanco: Aluminio o magnesio
  • Amarillo: Sodio
  • Naranja: Calcio
  • Púrpura: Estroncio y cobre

La temperatura de combustión influye en la pureza y brillo del color. El color azul es uno de los más difíciles de lograr. Requiere una temperatura muy precisa, ya que el cobre emite azul solo en un rango de calor específico. A temperaturas más altas, el color se degrada a blanco o verdoso. Por eso, lograr un azul intenso es más difícil y caro.

Hoy los fuegos artificiales se controlan con software de precisión que coordina temporizadores electrónicos para que cada fuego explote justo en el momento deseado y sensores de presión y temperatura para controlar la altura y velocidad de ascenso.

Las formas geométricas (anillos, corazones, estrellas…) dependen de cómo están dispuestas las “estrellas pirotécnicas” en la carcasa. Por ejemplo, si las bolitas están dispuestas en un patrón circular explotarán formando un anillo.

Los fuegos artificiales surgieron en China en el siglo IX, donde se utilizaban bambúes llenos de pólvora negra. Al calentarse, explotaban con un fuerte estallido: no había luces de colores, pero se creía que ahuyentaban los malos espíritus. En el siglo XIV, llegaron a Europa y en Italia empezaron a darles color y forma artística, incorporando sales metálicas.

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